En 1576 el gobernador español de la región de Tucumán envió una expedición al mando de Hernán Mexia en busca de un lugar que los indios Toba llamaban "Campo del cielo" donde, según ellos, extraían un hierro muy puro para las puntas de sus flechas. Así se descubrió lo que mucho después se identificó como la zona donde, hace unos cinco mil años, impactó un meteorito de un peso estimado de 840 toneladas que debió ser visto por los habitantes del lugar por el nombre que le pusieron. En el área de impacto, bastante grande convertida hoy en Parque Natural, todavía hay unos veinticinco cráteres de impacto y cientos de fragmentos de este meteorito. Algunos tienen un peso impresionante como el llamado Chaco de unas 37 toneladas o el Mesón de Fierro de unas 20 toneladas.